Leopoldo V, duque de Austria, participó en las Cruzadas en 1191. Según la leyenda, inventó la bandera tras participar en el asedio de Acre. Tras la batalla, el duque se quitó el cinturón y vio que la tela bajo el cinturón seguía siendo blanca, aunque el resto del manto blanco estaba cubierto de sangre roja. La combinación rojo-blanco-rojo le sorprendió, y utilizó estos colores en su bandera. Después de que el verdadero estandarte del duque austriaco se perdiera durante una batalla o fuera robado por el rey Ricardo Corazón de León de Inglaterra, el emperador Enrique VI permitió a los Babenberg enarbolar el estandarte rojo, blanco y rojo como su nueva bandera.
Sin embargo, esta leyenda no puede corroborarse históricamente. También es difícil establecer cómo obtuvieron los Babenberg el llamado "Bindenschild" (escudo rojo, blanco y rojo). Se especula que el escudo procedía de las posesiones del conde Waldwertel; otros historiadores sugieren que el escudo y el águila bicéfala llegaron a los Babenberg desde el ducado alemán de Suabia a través de Carintia, Friuli y Estiria.
Sin embargo, independientemente del origen real del escudo y de cómo llegó a los duques austriacos, los historiadores saben que el escudo fue utilizado por los duques austriacos a partir de mediados del siglo XIII como muy tarde. La imagen en blanco y negro más antigua del escudo fue realizada por Federico II y se encuentra en un documento de la abadía de Lilienfeld, en la Baja Austria, fechado en 1230. Los colores rojo, blanco y escarlata también se documentaron por primera vez por escrito dos años más tarde en la obra Fürstenburg de Jan von Enickel. En él, el poeta describe la solemne declaración de un joven noble maduro y capaz de portar armas en la caballería del duque Friedrich por parte del obispo Gebhard de Passau. En esta ocasión, 200 jóvenes nobles vestían túnicas rojas, blancas y escarlatas.