La historia del descubrimiento europeo de San Martín comienza cuando Cristóbal Colón, durante su segundo viaje al Nuevo Mundo, desembarcó en la isla el 11 de noviembre de 1493. Ese día se celebra la festividad de San Martín de Tours, en cuyo honor Colón bautizó la isla. En los siglos siguientes, la isla cambió de manos varias veces. Españoles, franceses, holandeses y británicos se turnaron en el control de San Martín antes de que Francia y los Países Bajos se repartieran la isla en 1648 por el Tratado de la Concordia.
La parte francesa de la isla, conocida como Saint-Martin, pasó a formar parte de la comunidad francesa de ultramar. A lo largo de los siglos, la isla se desarrolló como un importante centro comercial y agrícola. Los principales cultivos eran la caña de azúcar, el algodón y el tabaco, y la economía de la isla dependía en gran medida de la mano de obra esclava hasta la abolición de la esclavitud en 1848.
Con el desarrollo del turismo en la segunda mitad del siglo XX, San Martín se convirtió en un popular destino vacacional, conocido por sus hermosas playas, su clima cálido y su rico patrimonio cultural. Esto ha tenido un impacto significativo en la economía de la isla, convirtiéndola en uno de los destinos turísticos más populares del Caribe.